Capítulo 20: Jasmín

(Narra Cristina)

  

Cristina: -levanto la cabeza y veo a una chica morena, de ojos azules y muy sonriente- ¿Y tu quién eres?

…: -se sienta a mi lado- Me llamo Jasmín.

Cristina: -me seco las lágrimas y le miro- ¿Y por qué me invitas a un café?

Jasmín: Siempre que estoy deprimida o triste vengo aquí y me tomo este café, te he visto llorar y, ciertamente, me has recordado la primera vez que vine aquí. Me pasó exactamente lo mismo que a ti.

Cristina: ¿Qué te pasó?

Jasmín: Bueno, estaba muy triste y no sabía a donde ir. Me había perdido, así que entre aquí y me puse a llorar, y, en ese mismo momento una chica me invito a un café. Desde entonces vengo siempre aquí.

Cristina: Eso está muy bien, muchas gracias. –le estrecho la mano-. Yo soy Cristina, encantada.

Jasmín: El placer es mío –sonríe y yo bebo un poco- Oye, me he fijado que tienes un acento un poco extraño ¿eres de aquí?

Cristina: -al no esperar esa pregunta, me atraganto con el café y toso un poco- Pues… no, no soy de aquí. Soy de España. Estoy aquí de “excursión” –hago las comillas con los dedos-. En realidad he venido para estudiar.

Jasmín: ¿¡De verdad!? ¡Yo también! Es decir -dice un poco mas calmada, cosa que me hace reír por lo bajo-, yo también soy de España y me vine aquí a estudiar. Llevo ya 2 años aquí.

Cristina: ¿Cuántos años tienes?

Jasmín: Tengo 19 ¿y tú?

Cristina: Tengo 17, dentro de poco cumpliré los 18.

Jasmín: ¡Vaya! Pensé que eras mayor.

Cristina: ¿Gracias? –digo un poco confusa-.

Jasmín: -suelta una pequeña carcajada- Lo siento, no era un insulto.

Cristina: Ah vale. –sonrío-.

Jasmín: Cristina…

Cristina: Llámame Cris si quieres.

Jasmín: Jajaja vale, Cris, ¿qué te parece si hablamos en español? Hay mucho cotilla por aquí –dice riéndose-.

Cristina: -me río- Claro, no me importa.

Jasmín: Muy bien –dice con tono eufórico-. Oye, me puedes llamar Jass, es para que no te canses de estar todo el rato diciendo ‘’Jasmín, Jasmín, Jasmín’’ –mueve la cabeza para los lados, cosa que me causa risa-.

Cristina: Vale jaja

Jasmín: ¿Y has venido sola?

Cristina: No, he venido con unas amigas. En principio era una actividad que organizó el instituto, para que conociéramos un poco Londres, por nuestra cuenta. Así que apenas lo conozco. Y ahora estamos con nuestro profesor de teatro, también para conocer todo esto, pero un poco más en el ámbito artístico.

Pasamos así durante una media hora más o menos, riendo sin parar. Y de repente a Jasmín se le cambia la cara y se pone muy seria, cosa que me da miedo.

Jasmín: ¿Puedo preguntarte algo?

Cristina: Cla-claro.

Jasmín: ¿Por qué estabas llorando? Es solo curiosidad –dice muy rápido-. Si no quieres no contestes, de verdad, no hace falta…

Cristina: Bueno… -miro al suelo ¿Qué puedo hacer? ¿Se lo digo? No se qué hacer, pero presiento que tengo que contárselo-. Es… es por un chico.

Jasmín: ¿Por un chico? Nena, si un chico te ha hecho llorar de esa forma es que no te merece.

Cristina: No es eso, son celos. Lo conozco desde hace años, pero el solo me conoce de ¿una semana? Si, de una semana. En ese tiempo nos hemos vuelto demasiado amigos y hoy estaba tan… “pegado” a una chica que los celos se han apoderado de mí y he salido corriendo de allí y, bueno, aquí me tienes.

Jasmín: Eso es algo raro.

Cristina: Sí, lo sé. Yo he pensado que estaría jugando conmigo y…

Jasmín: -me corta- No, no me refería a eso –se pone una mano en la barbilla, pensativa-. Lo que no entiendo es eso de que tú lo conoces desde hace años pero él te conoce de una semana. –entonces se da un golpe en la frente y sonríe-. Ya está, ¡ya lo tengo! Él es el típico chico guapo de instituto que nunca ha sabido de tu existencia y tú siempre has estado detrás de el como un fantasma pero él nunca se dio cuenta y, ahora, por un descuido, te ha visto y se ha enamorado locamente de ti, por eso se ha convertido en tu mejor amigo –y entonces se le vuelve a cambiar la cara, esta vez de enfado-. O que sea el típico capullo que solo rompe los corazones de chicas inocentes y esta vez se ha encaprichado del tuyo.

Cristina: -suelto una gran carcajada por la teoría de Jasmín- Me temo que ese no es mi caso.

Jasmín: Pues entonces no lo entiendo.

Cristina: Es que él es… -ya no hay vuelta atrás, se lo tengo que contar todo- él es mi ídolo.

Jasmín: ¿Qué ÉL ES QUÉ? –se abanica con la mano y da vueltas de un lado a otro diciendo cosas que no lograba entender.- Pero eso quiere decir que es famoso y que es guapo y tu lo conoces y es tu amigo y… ¡NADA TIENE SENTIDO!

Cristina: -sin poderlo aguantar, estallo en carcajadas. Cuando consigo calmarme vuelvo a hablar-  Si te paras a pensarlo, un poco de sentido sí que tiene.

Jasmín: -se calma y se sienta a mi lado- ¿Y vas a decirme quién es o espero al año que viene?

Cristina: Oh, es verdad, él es Liam Payne. –sonrió. Noto como el rostro de Jasmín se vuelve totalmente blanco y mira a un punto indeterminado-.

Jasmín: E-esto es to-total-totalmente imposible. ¿Conoces a-a One Di-Direction? –asiento- Que alguien me pellizque, estoy soñando. –le pellizco- ¡AU! ¿Por qué lo haces?

Cristina: Eres muy dramática –entonces se me viene una idea a la cabeza-. Jass, ¿a ti te gusta One Direction?

Jasmin: Pues claro que sí. ¿Cómo no me iban a gustar los cantantes más perfectos y sencillos de Inglaterra?

Cristina: Perfecto, dame tu numero, dentro de 2 días te llamo y los conoces ¿te parece bien?

Jasmín: No me estarás vacilando ¿verdad?

Cristina: No –contesto un poco seria pero a la vez esbozando una pequeña sonrisa-.

Jasmín; -saca un papel y escribe a toda prisa su numero de teléfono, en ese momento su móvil comienza a sonar- Perdón, es importante.

Coge el teléfono y unos minutos después cuelga.

Jasmín: Cris, lo siento pero me tengo que ir. Tu ahora lo que tienes que hacer es solucionar las cosas con… Liam, guau, se me hace un poco raro decir eso –esto último lo dice en voz un poco más bajita-. Llámame cuando puedas y me lo explicas todo.

Cristina: Vale, muchas gracias por todo.

Jasmín: -se dirige a la puerta- No, gracias a ti por aparecer en mi vida. –me guiña el ojo y se va a toda prisa-.

Me termino el café y salgo del local. Aún estoy perdida y no se dónde esta la casa de Nicole y tampoco el parque, así que me pongo a andar sin rumbo fijo. Unos minutos después escucho mi nombre a lo lejos y paro de caminar. Cada vez mi nombre se escucha más fuerte y más cerca.

Cristina: Liam –susurro. Y me doy la vuelta, encontrándome a una figura apartando a toda la gente y corriendo mientras grita mi nombre-.

El chico se acerca más hasta que puedo ver claramente que, exactamente, es Liam. Al verme, se detiene y en ese mismo momento el tiempo se para, el sonido de los coches y el susurro de las personas cesan, solo estamos él y yo. Recorro su cara con la mirada, está sudando y respirando demasiado rápido, escucho su corazón latir a mil por hora. Entonces le miro a los ojos, los tiene rojos y con lágrimas que recorren toda su mejilla como si estuviesen haciendo una carrera cada una de ellas. Comienza a andar hasta quedar a escasos centímetros de mí, me mira y sonríe con una sonrisa triste y preocupada. Me abraza y noto como las lágrimas ganan en la batalla para salir de mis ojos, unas lágrimas llenas de ira, rabia, celos y… amor.