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domingo, 8 de junio de 2014

Maratón: Capítulo 46: Decisiones



(Narra Troy)

Cierro los ojos y ahí esta ella. Pidiéndome que vaya a la fiesta, que hace mucho que no hacemos nada juntos, poniéndome cara de cachorrito y suspirando frustrada cuando le digo que no. Odio decirle que no.
Abro los ojos aun molesto conmigo mismo y con mi madre, por no poder venir ella misma en busca de su hija. Miro alrededor y me agobio al ver a tanta gente hablando, durmiendo, escuchando música o haciendo cualquier cosa en sus respectivos asientos del avión. Si. De nuevo camino a España para ver si ya puedo conocer a mi nueva hermanita. A decir verdad estoy nervioso y me alegra ser el primero en la familia en conocerla. Cómo será y cuántos años tiene, si es cariñosa o si le caeré bien son preguntas que no pueden salir de mi cabeza.

Salgo de mis pensamientos una vez ya anunciado que estamos en territorio español y apunto de aterrizar. Me coloco el cinturón de seguridad y voy sacando el móvil para enviarle un WhatsApp a mi madre y decirle que ya llegué. Cuando bajo del avión, recojo mi pequeña maleta y llamo a un taxi para que me pueda llevar de vuelta al hotel donde me aloje la última vez.
Espero en los bancos que hay en el aeropuerto al maldito taxi que nunca llega. El recorrido se pasa rápido pero aburrido, estoy muerto de cansancio por lo que una vez llego al hotel, suelto la maleta y me tiro a la cama quedándome completamente dormido.


Un maldito ruido infernal  me saca de un precioso sueño. Alargo la mano y le doy un manotazo al móvil mandándolo lejos. Entreabro los ojos un poco y enseguida la luz del sol me ciega. ¿Qué hora será? Las 4 como muy tarde. Camino hasta la ventana para cerrarlas y recojo el móvil. 16:54. ¡Mierda! Corro al baño y me lavo la cara a toda prisa. Me peino un poco por encima y me echo algo de colonia. Salgo de la habitación corriendo y sigo corriendo por el pueblo. A las cinco tendría que estar en el puñetero orfanato y a mi móvil no se le ocurre otra cosa de avisarme cinco minutos antes. Sigo corriendo intentando recordar el recorrido que hice la otra vez y por pura suerte, ya que mi sentido de la orientación es pésimo, consigo llegar al gran edificio. Debí haber alquilado un coche como hice en mi última visita.

Suspiro antes de entrar, abro la puerta y me quedo perplejo al no ver a nadie en recepción. Miro hacia el patio interior ya que hay mucho ruido y veo a todo tipo de chicos y chicas de todas las edades haciendo cosas totalmente diferentes. Camino hacia allí para preguntar y al cruzar el marco de la puerta, todos se callan y me miran. Una niña pequeña camina hasta mí y tira de mi manga, bajo la mirada y le miro con ternura.

…: ¿Eres nuevo? –su mirada está llena de tristeza y compasión.
Troy: -yo me limito a sonreír amable- No pequeña, he venido para conocer a la que será mi futura hermana.
…: -en seguida se escucha un gran suspiro por parte de todos y la niña sonríe- ¡Eso es genial! Clara seguro que está en su despacho. La puedes encontrar al final del pasillo de la izquierda.
Troy: -acaricio la cabeza de la pequeña- Muchas gracias.

Salgo del patio y vuelvo a oír los ruidos de antes, camino donde me indico la niña y llamo a una puerta, tras ella escucho la voz de Clara que me invita a pasar. Ella sonríe al verme y yo la imito.

Clara: Hola troy, te estaba esperando. Siéntate por favor.

Le hago caso y me siento en una de las sillas que hay frente a su mesa. Ella coge un teléfono y llama a no sé quién.

Clara: -me mira- un momento – vuelve su atención al teléfono- Hola… si… claro, decidle que baje…aja… ya está aquí… vale muchas gracias. –vuelve a mirarme y me sonríe- después de todo, ya vas a conocer a tu nueva hermana-.

La espera se hace eterna y sólo han pasado diez minutos, pero parece que no va a venir nadie. Clara dice varias cosas en español que no logro entender, pero seguro que no son muy agradables. Se levanta y se dirige a una de las estanterías que cubren las paredes del despacho. Y se vuelve a sentar; parece inquieta y no muy contenta.

Clara: Voy a subir yo, puesto que no baja nadie. Espérame aquí, si ves que tardo mucho, al final del pasillo hay una cafetería -asiento, me daré una vuelta cuando la directora haya salido-.
Al parecer, mi hermana no quiere conocerme...

(Narra Laura)

Los exámenes finales ya han pasado; fueron complicados pero ya terminaron. Sólo quedan las notas.
En la videoconferencia de ayer dijimos de ir en verano a España, visitar a nuestras familias y pasar dos semanas allí. Los chicos se veían muy ilusionados.
Estamos a viernes y mañana nos han invitado a una mini-fiesta que hacen en un pub del centro. ¡Qué ganas!
Esta mañana me llamó Jasmín diciéndome que Cris se quedaba en su casa a dormir. Me levanto de la cama y voy al baño. Me ducho rápidamente, me cepillo el pelo, me visto, me lavo los dientes y me echo un poco de colonia. Estoy terminando de hacerme una cola alta cuando escucho mi teléfono. Sujeto el pelo para que no se deforme nada, recojo mis cosas y salgo corriendo. Llego a mi habitación y lo tiro todo por los suelos; agarro el teléfono, pero es demasiado tarde: ya han colgado. No se quién era puesto que no tengo guardado el número, si necesitan algo volverán a llamar. Cojo una gomilla y termino de agarrar el pelo. Recojo la ropa del suelo, hago la cama y bajo a la lavadora para lavar la ropa sucia. Hoy toca blanca.

<<It's late in the evening. Glass on the side. I've been sat with you. For most of the night...>>

Me encanta esta canción, mientras meto la ropa en la lavadora, me pongo a cantarla. Lo que más me gusta de Ed es su estilo y su peculiar voz.

<<Ignoring everybody here. We wish they would disappear. So maybe we could get down now.>>

Sigo cantando mientras me pregunto quién habrá puesto la canción. ¡MIERDA! Subo corriendo y llego a tiempo para cogerlo. Esta vez sí.

Laura: ¿Hola?
…: ¡Hola Laura! ¿Cómo estás?
Laura: ¡Ryan! Muy bien, ¿y tú?
Ryan: Muy bien también. Oye, ¿te he despertado?
Laura: Que va, ya llevaba un rato despierta.
Ryan: Ah mejor -se ríe-. Bueno, quería preguntarte una cosa.
Laura: Dime.
Ryan: ¿Te gustaría venir a dar una vuelta conmigo?
Laura:¡Claro!
Ryan: Genial. Te voy a recoger a las doce, comeremos juntos. ¿Te parece bien?
Laura: Sí, estaré preparada.
Ryan: Muy bien. Nos vemos luego.
Laura: Vale. Adiós.
Ryan: Adiós.


(Narra Lourdes)

Lourdes y Noelia: -estamos cantando muy animadamente- And we dance all night to the best song ever –nos subimos en la cama y terminamos la canción mientras saltamos-.

Nos bajamos y nos tumbamos en el suelo agotadas. Hemos estado cantando todo el disco de Up All Night y Take Me Home sin descanso. Midnight Memories lo dejaremos para otro día, estamos agotadísimas. Noe tiene muy buena pronunciación y la duda me hace preguntar.

Lourdes: Noe, ¿cómo es que pronuncias tan bien?
Noelia: Mi colegio era bilingüe y mi padre trabajaba mucho en Inglaterra, me iba con él y aprendía –me sorprende su entusiasmo y las ganas por conocer otro idioma-.
Lourdes: ¿Los echas de menos?
Noelia: Mucho… Ahora tú eres mi única familia. Eres mi hermana mayor, esa que nunca tuve…                                               

La abrazo. Nos quedamos así un rato hasta que alguien llama a la puerta. Me levanto y allí está la directora.

Clara: Hola Lourdes, ¿puedo hablar contigo?
Lourdes:Claro -me dirijo a Noe-. Ahora vengo, ¿vale? -ella asiente-.

Salgo de la habitación y voy con Clara a su despacho. Por su cara, lo que me va a contar no es nada bueno.

Lourdes: ¿Qué pasa Clara?
Clara: Ya sabemos a quién van a adoptar...
Lourdes: ¿A quién?
Clara: A ti, Lourdes -no... es tanto bueno como malo. Podré encontrar trabajo y volver a Londres. Pero eso llevaría dejar a Noelia... -. Sé que es una noticia muy dura, sobretodo ahora que estás tan unida a Noelia. Hemos estado organizando papeles; ya sabes que al no tener apellidos es todo mucho más complicado.
Lourdes: ¿Cuánto me queda?
Clara: Un mes más o menos. Hasta que la familia dé su aprobación, no creo que se vayan a echar atrás. Antes de nada, el hijo de la familia a venido para conocerte y quiero que lo conozcas. Él tiene dos años más que tú; viven con una chica que es ama de llaves y que es tres años mayor que tú. Troy pasa.

¿Troy? ¿De qué me suena? Me giro y lo observo, me levanto y ambos nos señalamos.

Lourdes y Troy: ¡Tú!
Lourdes: No me puedo creer que seas tú.
Troy: Qué pequeño es el mundo -nos damos dos besos-.
Clara: ¿Os conocéis?
Lourdes: Sí, fue mi compañero en el avión.
Clara: Vaya, pues fantástico. ¿Qué tal si os dais una vuelta para conoceros mejor?

Asentimos y salimos del despacho, en dirección a los jardines del Orfanato. Me cuenta que es hijo único y que sus padres están separados. Vive con una chica que llegó a su casa cuando él tenía diez años y ella tenía once. Dice que llegó llena de moratones y que su madre no dejó que volviera con su padre. En realidad no saben si era su padre o no. Se llevan muy bien y su madre fue a muchos juicios para poder tenerla en su casa. Es una historia muy bonita, aunque dice que ahora la relación entre Theresa, así se llama la chica, y su madre no es muy buena.

Troy: Bueno, cuéntame algo de ti. Tendré que hablarle a mi madre de Lourdes, ¿no? Lo único que se de ti es que fuiste mi compañera de avión y que venías de Londres.
Lourdes: No recuerdo nada de mi pasado. Es todo muy confuso. Siempre he vivido aquí, me adoptaron a los cinco, a los seis volví; pasaron dos meses y regresé a otra casa, once meses y de vuelta al orfanato; otra familia me adoptó a los ocho y se tuvieron que marchar a Alemania y con nueve volví aquí; cuando cumplí diez también me adoptaron y un año después volví; a los catorce me adoptó una familia que tenía dos hijos más, fue cuando conocí a mis mejores amigas -me mira con mucha atención, sin perder ninguna palabra de lo que digo-. Lo pasé muy bien y hasta este año he estado con ellos. Gracias a esa familia pude ir a Inglaterra y conocer a mis amores platónicos. Ahora comparto habitación con una niña de siete años que me recuerda mucho a mí. Y sé lo mal que lo pasé, por lo que intento que a ella no le pase lo mismo.

Troy: ¿Y tus padres?
Lourdes: No lo sé, no los recuerdo.
Troy: Vaya... es una historia bonita. ¿Qué le pasó a los padres de tu compañera?
Lourdes: Tuvieron un accidente. Noelia por suerte se salvó. Conmigo fue la primera con la que habló, tenía un trauma muy grande...
Troy: Tiene un bonito nombre. Pobrecita, no me quiero imaginar como estaría en el momento en el que se enteró que no volvería a ver a sus padres...
Lourdes: Yo tampoco...
Troy: Por lo que hasta ahora sé de ti, no te importará mucho venirte a Windsor, está cerca de Londres.
Lourdes: No tendría problema, excepto por dejar sola a Noe... Podría volver a ver a mis amigas... pero a ella la dejaría sola. Tantos meses juntas...
Troy: Bueno, le hablaré a mi madre de ti. La decisión es toda tuya. Nos vemos en unas semanas.
Lourdes: ¿Ya te vas?
Troy: Sí, el avión sale en unas horas.
Lourdes: ¿Vienes y vas de un día a otro?
Troy: No -se ríe-. Llevo aquí dos semanas. Cuando vuelva me quedaré un mes.
Lourdes: Bueno, pues lo pensaré, ¿vale?
Troy: Eso espero. Nos vemos -le doy dos besos y un abrazo que el corresponde sin problemas.
Lourdes: Hasta pronto.
Troy: Adiós guapa.


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